martes, 14 de septiembre de 2010

QUINTA PARTE AUTOESTIMA DOCENTE Como nos ven las madres y los padres

PARA MUCHOS PADRES Y APODERADOS LOS DOCENTES HACEN NADA EN LAS ESCUELAS ,PARA ELLOS LOS DOCENTES SON LOS RESPONSABLES DE QUE SUS HIJOS TENGAN MALA CONDUCTA , PESÌMOS RENDIMIENTOS.
MUCHAS FAMILIAS PROYECTAN SUS ERRORES ,Y RESPONSABILIZAN A LA ESCUELA DE SUS FRACASOS.

LAS ESCUELAS SON CENTROS DE APRENDIZAJES Y FORMACIÒN .....NO REFORMATORIOS NI CENTROS DE ACOGIDAS,MUCHO MENOS COMEDORES ABIERTOS

LAS FAMILIAS DEBEN RE-TOMAR SU PAPEL FORMADOR ,LOS NIÑOS APRENDEN DE SUS PADRES LOS COMPORTAMIENTOS SOCIALES Y EL RESPETO A LA AUTORIDAD DEL PROFESOR,COMO UN REFLEJO DEL RESPETO QUE TIENEN POR SUS PADRES.

LOS ALUMNOS SON REFLEJOS DE SUS HOGARES,EXTERNALIZAN LA FORMACIÒN O DEFORMACIÒN DE SUS HOGARES



CUARTA PARTE:AUTOESTIMA DOCENTE


7. La tan mencionada autonomía docente queda diluida o borrada por la cada vez más poderosa colonización administrativa y burocrática de la escuela. Cada vez la enseñanza está más condicionada y regulada -el currículo, la evaluación, los tiempos, los espacios, la organización y funcionamiento de los centros, etc.- y quita libertad a los equipos de maestros y a las comunidades educativas para construir proyectos educativos pedagógicamente diferenciados.

8. Los nuevos planes de estudio de la década de los noventa han supuesto la muerte del maestro y el triunfo del especialista. De esta forma, muchos estudiantes adquieren desde buen principio este nuevo perfil de especialista de educación física, musical o especial, el cual consolidan cuando acceden a los centros, al "integrarse" en los claustros.

9. El auténtico fracaso, quitado algunas excepciones, de la formación del profesorado con respecto a conseguir una nueva cultura profesional innovadora y una modificación de sus hábitos y actitudes que hagan posible un cambio en sus prácticas escolares y en la vida en los centros y en las aulas. Además, esta formación es a menudo muy fragmentada y le falta el enfoque de una visión global de la infancia, la escuela y la enseñanza. En cierta manera, hemos asistido a una continuación -explícita o implícita- de aquella muerte del maestro y del triunfo del especialista al que nos referíamos en el punto anterior.

TERCERA PARTE AUTOESTIMA DOCENTE


4. La irrupción de otros agentes educativos y la competencia que surge, que han hecho que el magisterio ya no ejerza con la exclusividad de hace un tiempo la instrucción o transmisión del conocimiento. La televisión y el mundo de la imagen, las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación y el alud de ofertas extraescolares han generado un cierto grado de desconcierto y confusión. Algunos sectores lo perciben incluso como una pérdida de autoridad, como sí su trabajo quedara cuestionada y con un cierto grado de miedo y de angustia delante de un futuro tecnológico que cada vez controlan menos.

5. La crisis la vocación del magisterio, entendida como una carencia de identificación, ilusión y compromiso global con la infancia, la escuela y la comunidad, y una falta de orgullo hacia la profesión. Parece que algunas de estas palabras pertenecen a otros tiempos y que la vocación de maestro se identifica con sacerdocio, voluntarismo y carácter misionero, como si este concepto no fuera susceptible de evolucionar en la postmodernidad y no se pudiera pensar también en clave de una concepción innovadora y progresista de la profesión.

6. El despliegue por parte de la Administración de una amplia retórica sobre la importancia del profesorado, que, en la práctica, se queda en nada. La voz del profesorado -más allá de cuatro simulacros y escenificaciones para salir del paso- es excluida del debate sobre las reformas educativas, proyectos pedagógicos u otras grandes decisiones que afectan directamente al profesorado. Tampoco la Administración es demasiado sensible a la hora de valorar el trabajo real del profesorado, mejorar sus condicione de trabajo o escuchar sus reivindicaciones.



SEGUNDA PARTE AUTOESTIMA DOCENTE Polivalencia Docente

Es evidente que la polivalencia docente tiene un límite, y cuando se confunde la profesión con las heroicidades de un superman o de una superwoman, difícilmente las expectativas sociales se cumplen.


3. El discurso obsesivo y dominante sobre el malestar docente que eclipsa los aspectos satisfactorios y positivos de la profesión. No negaremos algunas obviedades en algunos contextos y situaciones escolares, donde las condiciones de trabajo se hacen particularmente difíciles, el malestar docente es una consecuencia lógica. Ahora bien, en otras situaciones y circunstancias es necesario analizar si el malestar docente es fruto de las condiciones objetivas o no es otra cosa que la construcción de una coartada y de un discurso cómodo y autojustificatorio para oponerse a cualquier proceso de innovación y de cambio, venga de donde venga. Por otra parte, se olvida la cara positiva de la profesión, como si existiera un cierto complejo de inferioridad a mostrarla, cuando es evidente que hoy hay muchos maestros que encuentran mucho sentido a su oficio, que disfrutan y que descubren un montón de satisfacciones.

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